'El porvenir de una ilusión' ~ Sigmund Freud.


   Sigmund Freud  nació en 1856 en Austria, llegando a ser un médico neurólogo austriaco de origen judío, padre del psicoanálisis, el primero en utilizar la cocaína como una cura y una de las mayores figuras intelectuales del siglo XX.  

     En París llega a estudiar la curación de la histeria por medio de la hipnosis, aunque llega a la conclusión de que este método no es útil del todo y busca otras opciones. Empieza pues a utilizar las asociaciones libres de ideas, que lleva al paciente a expresar indirectamente sus problemas.  Sus teorías se difunden rápidamente a partir de 1900. 
Sin embargo, en 1938 se ve obligado a abandonar Austria a causa de la invasión nazi y muere en 1939 en Londres por un cáncer de boca.

  En este entrada vamos a hablar de uno de los fragmentos  de ‘El porvenir de una ilusión’ (1923). En este obra crítica la religión relacionándola con sus conocimientos e ideas del  psicoanálisis, afirmando que Dios fue creado por el hombre para buscar seguridad y protección psicológica.




    Este fragmento se puede dividir en tres partes muy claras: 
  La primera es la introducción, (líneas 1-4) en la cual describe  las ideas religiosas como ilusiones y deseos intensos y profundos del ser humano. Piensa esto ya que estas ideas no son racionales ni están fundadas a través de la experiencia sensible, es decir,  no son perceptibles a través de los sentidos. Son creaciones humanas sin fundamento.  
  En la  segunda parte (líneas 4-8) se detalla el origen de tales ideas, siendo este la niñez. En la infancia el hombre despierta su necesidad de protección, protección amorosa que en su momento fue satisfecha por la figura paternal. Al llegar al ser adulto, el hombre se crea un padre inmortal mucho más poderoso e infinito como consecuencia de que nos damos cuenta de que somos vulnerables y sentimos la necesidad de seguridad eterna, atribuyéndosela a un ser externo. 
   En la última parte (líneas 9-12) Freud concluye explicando como la ‘justicia divina’ calma el miedo a los peligros de la vida y  extiende el tiempo y  el lugar para llegar a cumplir nuestros deseos más profundos. 

  Como he puntualizado anteriormente, para Sigmund las ideas religiosas no son más que ilusiones originadas en las profundidades del hombre, teniendo todos unos deseos de trascendencia y protección infinita. Por este motivo, el médico argumenta su hipótesis diciendo que la religión en definitiva es un narcótico para poder calmar la ansiedad de vivir, un consuelo.

  Sin embargo, desde la fe, podríamos decir que no todo es correcto.  Y es que el hecho de que el ser humano busque y desee algo intensamente, no quiere decir nada de su existencia. Además solo estudió los efectos negativos de la religión en personas enfermas, lo cual no le permite generalizar y no da valor científico a sus teorías e ideas. Incluso llega a decir que Dios es autoritario y que oprime al hombre con normas y castigos, siendo esto lo contrario a lo que presenta el evangelio.  Pero sí que podemos estar de acuerdo con el que algunas personas se refugian en la fe y la religión para no tener que enfrentarse a la maduración personal y las dificultades de la vida.


   Su trabajo ha dejado una huella importante, pudiendo considerar  a Sigmund Freud quizás, el pensador más famoso, polémico y carismático de la psicología del siglo XX.



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